Alfonsina Storni nació en Capriasca, Suiza, el 29 de mayo de 1892. Sus padres fueron Alfonso Storni y Paulina Martignoni, fue la tercera de cuatro hermanos. Sus primeros años de infancia transcurrieron en San Juan. En 1901 la familia se trasladó a la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Allí trataron de llevar adelante proyectos para subsistir económicamente. Su padre falleció en 1906 y su situación económica empeoró. Luego también fallece su cuñado. Este hecho coincide con la edad en que Alfonsina empezó a escribir poesías, a los 12 años de edad. Tenía un mal recuerdo de aquel momento y lo expresó con un poema triste que dejó debajo de la almohada de su madre, al leerlo la misma la zamarreó tratando de hacerle entender que la vida era bella.
Durante el tiempo que la familia Storni estuvo radicada en Rosario, los primeros poemas de Alfonsina comienzan a tener estado público, se publican en la revista Monos y Monadas que se editaba en esa ciudad. A su vez, también trabajaba en una fábrica de gorras.
En 1907 Manuel Cordero, un director teatral que estaba de gira en las provincias junto con su compañía, arribó a Rosario. Paulina, su madre, tomó contacto con la compañía y se le asignó un papel. Alfonsina, por su parte, asistió a los ensayos y, dado que dos días antes del estreno se enfermó una de las actrices y ella sabía de memoria todos los papeles la reemplazó. Al otro día la prensa elogió su actuación.
Al poco tiempo visitó Rosario la compañía de José Tallavi para entrevistarse con Alfonsina, quien les demostró que podía recitar y memorizar largos versos, y se le ofreció trabajo para realizar giras por el interior del país. De esta manera, Alfonsina dejó la casa de Rosario junto al resto de su familia.
A su regreso, su madre había contraído matrimonio nuevamente. En el año 1909 dejó el hogar materno para terminar sus estudios en Coronda como maestra. Su profesora de idioma nacional, Emilia Pérez de la Barra, la estimuló a trabajar porque había detectado en ella condiciones de escritora.
En 1911 tiene su primer desengaño amoroso con un hombre casado mayor que ella que la deja embarazada. Alfonsina, avergonzada, se refugia en Buenos Aires y da a luz a su hijo Alejandro el 21 de Abril de 1912; ella tenía 20 años. El parto se llevó a cabo en el hospital San Roque (actual Hospital Ramos Mejía) sito en la calle Gral. Urquiza 609, en el barrio de Balvanera.
En 1913 consiguió trabajo de cajera en una farmacia y posteriormente en una tienda. Comenzó a realizar algunas colaboraciones en la revista Caras y Caretas, y allí se relacionó con José Enrique Rodó, Amado Nervo, José Ingenieros y Manuel Baldomero Ugarte.
En 1916 comienza a publicar algunos poemas y prosa en la revista literaria La Nota, fundada y dirigida por Emín Arslán. En ese mismo año se publicó “La inquietud del rosal”, un libro de poesías donde expresaba sus deseos como mujer y describía su condición de madre soltera sin ningún tipo de complejo.
Si bien el libro no tuvo gran aceptación en la sociedad de la época y vende pocos ejemplares, la revista Nosotros elogia el poemario y desde ese momento Alfonsina entra en el círculo literario de la misma. Se hace conocida y admirada, pero sigue teniendo problemas económicos. Es nombrada directora de un colegio y mientras allí trabaja escribe su segundo libro, “El dulce daño”.
En marzo de 1918 los nervios la obligan a dejar su puesto de directora y vuelve a entrar en los círculos literarios. Publica su segundo poemario y colabora en la Revista Atlántida mientras trabaja como celadora en un colegio, ya que su trabajo de escritora no rendía para mantener económicamente a ella y a su hijo.
En 1919 publica “Irremediablemente” y la crítica lo ensalza. También comienza a escribir notas para el diario “La nación”, bajo el ápodo de Tao Lao.
En 1920, publica “Languidez”, y además le crean una Catedra en el Teatro Infantil Lavardén, sito en Av. Juan de Garay 1684, en el barrio de Constitución. Allí trabajó enseñando a niños, entre esos alumnos estuvo la famosa actriz Amelia Bence (1914-2016).
Su libro “Languidez” ganó el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura. También, en 1920, viajó por primera vez a Montevideo donde levantó una ola de admiración y simpatía. Fue con el fin de leer su poesía y la de Delfina Bunge, esposa del novelista y amigo Manuel Gálvez, cuyo libro “Poemas” fue traducido del francés por Alfonsina, y para dictar una conferencia sobre la poeta Delmira Agustini. Allí conoció a la poetisa uruguaya Juana de ibarbourou.
Al mismo tiempo participó en el grupo Anaconda, una agrupación literaria cuyas reuniones se celebraban en la ciudad de Buenos Aires, en el hogar del acuarelista Emilio Centurión. Allí conoció a quien fuera su gran amigo Horacio Quiroga.
Tras el Premios Nacional de 1922, el Ministro de Instrucción Pública crea una cátedra para ella en la Escuela Nacional de Lenguas Vivas en 1923.
Sigue publicando poemario hasta que en 1927 estrena una obra de teatro “El amo del mundo”. Dicha obra fue duramente criticada a causa de las ideas feministas expuestas en ella, y no dura más de tres días en cartel.
En 1925 publicó Ocre, que marcó un cambio decisivo en su poesía. Esta era fundamentalmente de temática amorosa, también se ligó a la temática feminista e intentó desligarse de las vestiduras del Modernismo, y volver más la mirada al mundo real.
En ese período, Gabriela Mistral la visitó en la casa de la calle Cuba. Fue un encuentro de importancia para la escritora chilena, ya que lo publicó ese año en El Mercurio.
En la década de 1930 viajó a Europa y asistió a las reuniones del grupo “Signos”, donde acudían importantes figuras de las letras, tales como Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna. Aquel viaje le permitió conocer la obra de la “Generación del 27”. De ese modo, Alfonsina descubrió una nueva forma de escribir, más acorde a sus vibraciones internas del momento. Pudo, entonces, evolucionar convirtiéndose de “poetisa” a “poeta”, una mujer liberada.
Alfonsina participó de la peña del Tortoni junto a Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto y Pascual de Rogatis, entre otros. La peña se llamaba “Signos” y desde allí se hicieron las primeras emisiones de la radio Stentor y otras actividades culturales. El escritor Federico García Lorca no dejó de ir ni una sola noche en su visita a Buenos Aires, entre octubre de 1933 y febrero de 1934. Alfonsina luego le dedicaría un poema, “Retrato de García Lorca”, publicado en “Mundo de siete pozos”, en 1934.
Alfonsina realizaba viajes periódicos para descansar, por sus crisis de nervios frecuentes. Solía ir a Mar del Plata y a los Cocos, en Córdoba. Tras la vuelta del último viaje en Mar del Plata se descubre un tumor en el pecho; se lo extraen con éxito, pero la enfermedad avanzaba y Alfonsina no podía tolerar el tratamiento de rayos por lo que lo abandona.
Alfonsina se retrae y apenas sale a la calle. Vive sus últimos años atemorizada por la muerte. El 18 de octubre de 1938 viaja nuevamente a Mar del Plata, deja cartas de despedidas para su hijo y para su amigo Manuel Gálvez y envía su último poema al Diario La Nación titulado: “Me voy a dormir”. Luego, el 25 de octubre hallan el cuerpo de Alfonsina Storni en la playa de La Perla. Al día siguiente se publica su último poema en La Nación.
Referencias:
https://www.youtube.com/watch?v=ePDfNwfy8IA
https://www.cultura.gob.ar/alfonsina-storni_6706/
https://elpais.com/cultura/2018/05/29/actualidad/1527582166_036614.html
https://aidatrujillo.wordpress.com/category/grupo-literario-anaconda/