Atahualpa Yupanqui

Héctor Roberto Chavero, nació el 31 de enero de 1908 en el Campo de la Cruz, a dos kilómetros de Juan A. de la Peña, en el partido de Pergamino. A los dos años a su padre, que era empleado ferroviario, lo asignaron en la Estación de Peña, por lo que su primera infancia la transcurrió allí, primero en el Campo de la Cruz y luego en una casa frente a la estación del pueblo, donde vivió hasta los 9 años de edad. Allí conoció la música y el canto de los paisanos, que se acompañaban con sus guitarras.


Eran canciones inspiradas en la extensa llanura pampeana, el ombú, el galope de los potros, las penas de amor. Milongas lentas, en do mayor o en mi menor, tonos que usaban los paisanos para describir lo que querían contar. Como él mismo dice: "Así, en infinitas tardes, fui penetrando en el canto de la llanura, gracias a esos paisanos. Cada cual tenía 'su' estilo. Cada cual expresaba, tocando o cantando, los asuntos que la pampa le dictaba".


En 1917 con su familia pasó unas vacaciones en la provincia de Tucumán, y allí conoció un nuevo paisaje y una nueva música, con sus propios instrumentos, como el bombo y el arpa india, y sus propios ritmos, la zamba, entre ellos. La temprana muerte de su padre lo convirtió prematuramente en jefe de familia. Fue improvisado maestro de escuela, luego tipógrafo, cronista y músico. Jugó tenis, boxeó y se hizo periodista. A los 19 años de edad, compuso su canción «Camino del indio». Conoció Jujuy, los valles calchaquíes y el sur de Bolivia.


En 1935 se estableció en Raco, Tucumán, y de allí fue a Buenos Aires para actuar en radio. En la revista Sintonía de ese año apareció una nota titulada "Recital indígena por Radio Fénix" en la que anunciaba la presentación en esa emisora de Buenos Aires de un joven cantante, pero en vez de nombrarlo Atahualpa "Yupanqui" escriben "Tupanqui". Luego fue invitado a la inauguración de Radio El Mundo, el 29 de Noviembre de 1935, acompañado por la orquesta de Dajos Bela. En ese edificio, ubicado en Maipú 555 del barrio de San Nicolás, funciona actualmente Radio Nacional.


En 1949 en Francia, Atahualpa Yupanqui fue escuchado por Edith Piaf, quién luego lo invitó a actuar en París el 7 de julio de 1950, cerrando el show de la cantante. Inmediatamente firmó contrato con Chant du Monde, la compañía de grabación que publicó su primer LP en Europa: “Minero soy”, que obtuvo el primer premio de mejor disco de la academia Charles Cros, que incluía 350 participantes de todos los continentes en el Concurso Internacional de Folclor. Posteriormente, viajó extensamente por Europa.


Entre poemas y canciones Atahualpa Yupanqui ha escrito más de 1300 composiciones, de las cuales están registradas unas 350 canciones que, en gran parte, han sido musicalizadas por él mismo. Las que sobresalen son “Piedra y camino”, “El arriero”, Los ejes de mi carreta” y “Coplas del payador perseguido”, entre otras.


Como escritor publicó “Piedra sola”, “Cerro Bayo”, “Aires indios”, “Tierra que anda”, “Guitarra”, “El canto del viento”, “El payador perseguido”, “Del Algarrobo al cerezo (apuntes de un viaje por el país japonés)”, “La palabra sagrada” y “La capataza”. Entre esas letras estaba la pluma sutil de Nenette, su segunda esposa y compañera, que lo ayudó a escribir muchos de sus clásicos bajo el seudónimo de Pablo del Cerro.

En su larga trayectoria Atahualpa Yupanqui recibió muchos reconocimientos, especialmente en sus últimos años. En 1984 la Fundación Konex de Argentina le concedió el Premio al Mérito y un año después el Premio de la Brillantez por ser “el artista más importante de la música popular”. En 1986 el gobierno francés le nombró Caballero de las Artes y Letras de Francia.


En la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, lo nombraron Doctor Honoris Causa, y en 1991 lo declararon Ciudadano Ilustre de Buenos Aires.


En 1989 creó la “Fundación Yupanqui”, en su casa de Cerro Colorado, en Córdoba. Allí se encuentran sus libros, los puñales de su abuelo, ponchos, aperos, regalos que le dio la gente en sus giras por el mundo.


Durante el transcurso de ese año, Atahualpa Yupanqui debió internarse en Buenos Aires por una dolencia cardíaca, pese a lo cual en enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín. El 14 de noviembre de ese mismo año murió Nenette, y a los pocos días Yupanqui cumplió un compromiso artístico en París. En Diciembre de 1991 se presentó en Buenos Aires, en el que sería su último concierto ofrecido en la Argentina.


En 1992, Yupanqui volvió a Francia para actuar en la ciudad de Nîmes, donde se indispuso y falleció el 23 de mayo. Por su expreso deseo, sus restos fueron repatriados y descansan en Cerro Colorado, bajo un roble europeo.


En el año 1997 se edita un material, que incluye un diálogo con Julio Mahárbiz, en su recordado programa Argentinísima del año 1972. El material es llamado “La palabra y el canto vivo de Atahualpa Yupanqui”, y fue grabado en el Estudio Mayor de Canal 11, ubicado en el barrio de San Cristóbal.