Siguiendo con el recorrido por los bares notables de Buenos aires, en esta ocasión nos adentramos por los que están presentes en Barrio Norte, Recoleta y Retiro. Estos barrios ostentan la arquitectura más exquisita de la ciudad. Al caminar por ellos podemos encontrarnos con palacios y construcciones de estilo europeo, y nos invitan a rememorar a grandes personalidades que recorrieron sus calles. Los cafés y bares, denominados como “notables” por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, son testigos de esta historia viva que nos invita a visitarlos. A continuación, describiremos cada uno de ellos.
Bárbaro Bar
Este bar está ubicado en Tres Sargentos 415 del Barrio de Retiro. Fue fundado por el artista plástico Luis Felipe Noé en 1969, como una manifestación o “una provocación cultural”, como solía decir el movimiento artístico de la Nueva Figuración al que pertenecía, junto con Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega, que desde el principio se convirtió en el símbolo de toda una generación. Los vidrios de la fachada fueron pintados por Jorge de la Vega y el interior, en boiserie, con una barra mostrador de madera y el piso de parquet, recuerdan que éste fue el primer pub que tuvo la ciudad de Buenos Aires. Hoy todavía sigue siendo lugar de encuentro de intelectuales y artistas. Renovado desde hace unos meses impacta a primera vista las paredes, ahora íntegramente pintadas en negro mate para neutralizar la caja arquitectónica y destacar la colección que incluye piezas de grandes figuras como Jorge de la Vega, Roberto Aizemberg, Líbero Badii, Teresio Fara, Ernesto Bertani, Quinquela Martin, Leopoldo Presas, Rómulo Macció, Luis Seoane, Yuyo Noé, Antonio Berni, Marcelo Bonevardi, Alberto Greco, César Paternosto, Zulema Maza, Raúl Soldi y Germán Tessarolo, entre tantos más. Este color negro fue aplicado sobre boiserie (carpintería), paredes y cielorraso, generando una espacialidad muy singular, en contraste con el piso de roble de Eslavonia de toda la casa, que también se preservó.
El Bárbaro Bar está anclado en un entorno de arquitecturas icónicas del paisaje de Buenos Aires. En el 442 de Tres Sargentos se encuentra el edificio de Sánchez, Lagos y De la Torre, el mismo estudio que hizo el Kavanagh, a cuadras de ahí. Desde la misma vereda se aprecia un recorte de las fabulosas tiendas Harrods, y ya hacia la calle Alem emerge el Mercado de los Carruajes, próximo a inaugurar en el conjunto ladrillero proyectado por Emilio Agrelo (autor de las Galerías Pacífico, a una cuadra) a principios de siglo pasado. Más allá funcionaba la Galería del Este, y siguen ahí los queridos Florida Garden, Tancat y el Bar Dadá.
Bar Hotel Alvear
Es un lugar tradicional de Buenos Aires, elegante y distinguido. En el corazón del barrio de Recoleta y por la aristocrática Avenida Alvear (1891) se ubica este exclusivo espacio del Alvear Palace Hotel. Decorado con boiserie (carpintería) original de estilo francés, desde el año 1932 es punto de encuentro de hombres de negocios y personalidades de la alta sociedad porteña.
El Lobby Bar del Hotel Alvear es un lugar tradicional de Buenos Aires, elegante y distinguido. Está dentro del Alvear Palace, uno de los hoteles cinco estrellas con que cuenta la Ciudad de Buenos Aires, ejemplo del patrimonio arquitectónico porteño, con once pisos y cinco subsuelos, inspirado en el modelo impuesto por la cadena de hoteles Ritz, que combinaba las bellas formas del siglo XVIII francés con todos los requerimientos de confort y equipamiento de la tecnología moderna.
Es un lugar ideal para disfrutar de cocktails, champagne, o de cualquier otra copa. El bar cuenta con una de las más completas selecciones de cognacs y whiskys. Los sandwiches y appetizers son un exquisito complemento.
Por sus mesas redondas de mármol, con bellos veladores, pasaron numerosas personalidades nacionales e internacionales, como el Príncipe de Gales; los reyes de España Juan Carlos y Sofía; los autores y cantores Charles Aznavour, Joan Manuel Serrat y Eric Clapton; los actores y actrices Vittorio Gasman, Sofía Loren, Sharon Stone, Antonio Banderas, Catherine Deneuve, Sean Connery, Charlton Heston y Geraldine Chaplin; los presidentes Jacques Chirac y Nelson Mandela; los escritores Arthur Miller y Rafael Alberti; los deportistas Oscar “Ringo” Bonavena y Michael Schumacher; y personalidades del mundo de la moda y de la perfumería como Kenzo, Paloma Picasso y Carolina Herrera.
El Bar del Alvear Palace Hotel, sin dudas, es un lujo ciudadano. Para ingresar se requiere vestimenta formal o elegante sport.
Referencias
https://turismo.buenosaires.gob.ar/es/article/bares-notables
https://www.clarin.com/espectaculos/fama/confiteria-saint-moritz-nostalgia-paga-luz_0_hUF7Iwf23.html
08/2021
Bar Saint Moritz
La historia de este bar cuenta que sus mesas escucharon los diálogos de Leonor Acevedo y su hijo, Jorge Luis Borges, vecinos del local. El barrio de Retiro, en Paraguay 802, esquina Esmeralda, tiene una de sus confiterías más tradicionales: Saint Moritz. Su nombre evoca a una de las estaciones invernales más conocidas de Suiza.
En Buenos Aires, la confitería Saint Moritz abrió sus puertas en el año 1959. En poco tiempo se ganó la adhesión de una importante clientela. El acceso por Esmeralda era el utilizado para la venta al público. Masas, pan dulce y sandwiches de miga eran algunas de sus especialidades. Este servicio se brindó hasta 1986.
El espacioso salón de Saint Moritz está modulado por cuatro columnas centrales envueltas por espejos. Las mesas, cuadradas, están cubiertas con manteles rojos, y sobre estos otros amarillos con el nombre de la confitería bordado en rojo. Las sillas están tapizadas en el mismo color. Los muros, por sobre la boiserie, presentan varios afiches de Saint Moritz y dibujos de diferentes sitios de Francia. Por detrás de la barra principal, donde está la caja, se asoman las distintas botellas de whisky. La otra barra, que fue la de venta al público de la confitería, mantiene como testigo el porta rollo, incluido el papel con que se envolvían los “tesoros” de la pastelería.
En los años 60 y 70 esta confitería era la elegida para tomar el té luego de la recorrida por las numerosas galerías de arte de la zona.
Esquina Anibal Troilo
En este bar ubicado en la calle Paraguay 1500 de Barrio Norte, funcionaba el ex Café del Carmen, lugar en el que "Pichuco" inmortalizó con sus tertulias y, según cuenta la leyenda porteña, sirvió como fuente de inspiración de varios tangos.
Este bar había sido fundado previamente por los hermanos asturianos Pedro, Pepe y Faustino Fernández, quienes compraron un local que a su vez fue almacén y despacho de bebidas. En el año 1975 fue declarado Monumento Histórico y en 2014 el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo incluyó en la lista de bares notables porteños.
En la actualidad luce renovado pero conserva la mística de siempre. De lunes a viernes funciona como un típico bar porteño y por temporadas ofrece durante los fines de semana espectáculos musicales, con la presentación en vivo de un bandoneonista. El lugar está decorado con más de 300 cuadros, incluyendo una colección de retratos de Troilo, fotografías del club River Plate (del cual Pichuco era hincha), banderines, trofeos y dibujos, entre otros objetos.
Los habitués, generalmente jóvenes universitarios y muchos turistas, encuentran en esta esquina un rincón para almorzar, cenar en familia o simplemente tomar un café escuchando música.
La Biela
Ubicado en una de las esquinas más bellas del barrio de la Recoleta, en Av. Presidente Manuel Quintana 600 (a cien metros de la Iglesia del Pilar y del Cementerio), este ha sido desde 1942 el lugar preferido de encuentro por varias generaciones de argentinos.
La historia dice que en el año 1950 un grupo de adoradores de la velocidad, después de agotar la paciencia ajena, fue expulsado del lugar que frecuentaba para sus reuniones. Y qué mejor idea que disipar el mal momento con una picada “y buscamos un nuevo lugar para recalar”. La aventura fue corta para uno de ellos ya que la biela de su auto dijo basta en la esquina de Junín y Quintana. Por ese entonces, un tal “Bitito” Mieres se bajó de su coche y reunió a sus compañeros, Jorge Malbran, Ernesto Torquinst, y otros, afincándose en este pequeño bar al que bautizaron “La Biela fundida” primero, y luego simplemente como “La Biela”, nombre con el que se hizo mundialmente famoso y que es una marca registrada por la concurrencia de los amantes del automovilismo.
La Asociación Argentina de Automóviles Sport no tenía sede, y entonces estos fanáticos decían a La Biela “La Secretaría”. Luego, sucesores de aquel primer grupo como Charly Menditeguy, Rolo Alzaga, Eduardo Copello, Gastón Perkins y muchos más, fueron testigos y protagonistas de la moda más temible que llenó las veredas de Quintana, Ayacucho y Alvear: las “PICADAS”, monstruo ruidoso, provocador de adrenalina y curiosidad de los años sesenta.
A partir de aquí la historia es conocida. La tendencia tuerca queda representada en las paredes de La Biela y el lugar es concurrido por ilustres personajes, adquiriendo fama mundial. Sus mesas han sido visitadas por infinidad de turistas, políticos, empresarios, deportistas y muchos más. Personajes con poder Real o Democrático, como los Reyes de España o los Premieres de varios países. Artistas de la calidad de Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Facundo Cabral, Pérez Celis. Actores y actrices de todos los medios. Corredores de Fórmula 1 de distintas épocas, como Jackie Stewart o Emerson Fitipaldi. Futbolistas famosos y una lista interminable.
Otra placa de bronce colocada en la entrada nos informa que en el año 1999, La Biela fue declarada “Sitio de Interés Cultural” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. A lo dicho podemos sumar las fotografías autografiadas por José Froilán González o Clay Regazzonni, un dibujo hecho a mano por Fabrizio Ferrari, nieto del “Commendatore” Enzo Ferrari, cuando era niño, un cuadro donado por el último descendiente de la familia Lamborghini donde se ve el auto más lujoso de la marca, y más. Los ejemplos más recientes de la visita del famoso director de cine Francis Ford Coppola, cuya primera salida nocturna en su visita a Buenos Aires fue a La Biela y los dichos del actor Robert Duvall “Siempre vamos a La Biela, que es mi lugar preferido en todo el mundo. Es una gran esquina, el café, los mozos..”.