Si nos remontamos históricamente a los orígenes de los jardines botánicos, descubrimos que estos surgieron en los albores de la modernidad, cuando comenzó la introducción en Europa de especies exóticas de América y África en primer lugar, luego de Oriente y Oceanía. Estas especies vegetales requerían un cuidadoso proceso de aclimatación y prueba para su incorporación bajo cultivo en los jardines de Europa.
Durante la vigencia del Virreinato del Río de la Plata, hacia 1770, el agrónomo Don Martín Altolaguirre, en su quinta de la Recoleta, cultivaba plantas exóticas y realizaba experiencias agrícolas junto a Manuel Belgrano e Hipólito Vieytes, entre otros. A ellos se debe la introducción de lino y del cáñamo como textiles. Su hermano, el franciscano Francisco de Altolaguirre, traía de sus viajes a España diferentes especies, entre las cuales se destacan las primeras plantas de olivo introducidas en Buenos Aires.
La primera “Escuela Práctica Agrícola” que tuvo el país fue creada durante el gobierno del general Martín Rodríguez el 7 de agosto de 1823 en la Recoleta. Los estudios tenían una duración de dos años, y a él podían acceder jóvenes entre 16 y 20 años.
Durante la intendencia de Don Torcuato de Alvear, se funda el Jardín Botánico del Sur. Ubicado en el barrio actual de Parque Patricios, se inauguró en 1884, al oeste de la actual plaza España. Fue el primer criadero municipal de plantas destinadas al embellecimiento de los paseos públicos de la ciudad. Comprendía una superficie aproximada de cinco manzanas, con ocho invernáculos (cuatro fríos y cuatro calientes) un gran umbráculo conservatorio y varias glorietas que albergaban una nutrida variedad de plantas ornamentales, cultivándose en gran escala plantas florales y para interiores, además de palmeras y arbustos envasados cuya finalidad era conformar las ornamentaciones oficiales. Este vivero desarrolló sus actividades hasta 1960 en que pasó a formar parte de la Plaza España, en el barrio de Constitución.
En 1874, Sarmiento presentó al Congreso Nacional el proyecto para crear en los terrenos llamados “Palermo de San Benito”: un paseo público que habría de denominarse Parque 3 de Febrero. La ley se promulgó el 27 de junio de 1874 con el número 658 que en su artículo 5º dice textualmente: “El Parque 3 de Febrero contendrá a más de las plantas y árboles exóticos, de ornato o utilidad, ejemplares de la parte de nuestra flora que sea por su rareza, aplicación a la industria, o belleza digna de estudio, propagación y cultivo”.
El 22 de febrero del año 1892, el entonces Director General de Paseos Públicos de la Capital, el arquitecto paisajista Carlos Thays elevó a la Intendencia Municipal, a cargo de Francisco Bollini, un proyecto (Expediente Nº 2661-D-1892), en el que exponía la necesidad de la creación de un Jardín Botánico de Aclimatación, que atendiera por igual a objetivos científicos, recreativos y paisajísticos. “…Deseando que el trazado mismo del jardín constituyera elementos de instrucción, dispuse el trazado de modo que en él fuesen representados los tres estilos adoptados en la arquitectura paisajista, es decir el estilo simétrico, el mixto y el pintoresco”, según palabras del propio Carlos Thays.
En dicho proyecto se aconsejaba que el lugar más adecuado para formar ese jardín, era el terreno situado en la calle Santa Fe a la altura del Parque 3 de Febrero, donde funcionaba el Departamento Nacional de Agricultura, “a fin -expresaba- de efectuar en aquél plantaciones que ya no podían tener ubicación en el Vivero Municipal por hallarse colmado”. Señalaba las ventajas que reportaría la cesión del terreno ya que brindaba la posibilidad de “formación de un Jardín Botánico de Aclimatación cerca de los paseos de la capital y, sobre todo, de Palermo y del Jardín Zoológico, constituyendo así, con nuestras colecciones vegetales, un conjunto del cual la visita sería, a la vez, una distracción y un elemento poderoso de instrucción para la población bonaerense”. Expresó el naturalista Cristóbal M. Hicken, a cuya memoria se dio el nombre a la Escuela de Jardineros. “…Un jardín botánico no es un parque más dentro de los jardines de recreo de una ciudad. El jardín botánico debe tener las características de un museo, pues es archivo colección de plantas y debe tener también la de un laboratorio, en cuanto sirve para el estudio…”.
Después de seis años de labor, en 1898, el Jardín se abrió al público el 7 de septiembre de 1898, con una superficie de 77.649,69 metros cuadrados. Ubicado en lo que, actualmente, es el barrio de Palermo, ocupa el perímetro de ocho manzanas delimitado por Avenida Santa Fe, República Árabe Siria, Avenida Las Heras y la Plaza Italia. Su entrada principal se encuentra por Av. Santa Fé 3951.
Entre 1882 y 1894 fue la sede del Departamento Nacional de Agricultura y de 1894 a 1896, del Museo Histórico Nacional. Es en agosto de este año, 1896, cuando la Nación la cede a la Ciudad para formalizar las oficinas de la Dirección de Paseos Públicos, dos años antes de la apertura del Jardín Botánico. Actualmente, en este edificio central, se encuentra la sede de la biblioteca con más de mil títulos y el museo del jardín botánico.
Existe dentro del predio un invernáculo principal, adquirido en 1897 para ser incorporado al Jardín, está realizado en estructura de hierro con ornamentos y cúpula de vidrios superpuestos. Es un hermoso exponente del Art Nouveau francés de finales del siglo XIX, y fue expuesto en la Exposición Universal de París en 1889.
Referencias y Fotografías
https://www.buenosaires.gob.ar/jardinbotanico/los-jardines-botanicos-y-de-aclimatacion
https://www.buenosaires.gob.ar/noticias/historias-de-mi-comuna-jardin-botanico
http://www.arcondebuenosaires.com.ar/jardines_historicos_2.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Jard%C3%ADn_bot%C3%A1nico_de_Buenos_Aires
Fotografía De Roberto Fiadone: “Los primeros fríos de Miguel Blay”. - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Blay_Fabregas,_los_primeros_frios_2.jpg
09/2021
El edificio principal del Jardín Botánico fue proyectado por el Ingeniero Militar de origen polaco Jordan Wysocki, quien llegara convocado por el entonces Presidente de la Nación Domingo F. Sarmiento, para materializar el gran parque urbano que había proyectado. El “edificio central”, como se la conoce en la actualidad, fue construido por el Sr. Pedro Serechetti siguiendo el proyecto simétrico y simple de Wysocki. El proyecto había sido presentado en 1881 y la construcción se realizó el mismo año.
En sus cuatro esquinas tiene breves torreones que le dan un aspecto de castillo inglés y está revestido en su exterior de ladrillos rojizos. La fachada, envolvente y continua, es un fiel exponente de la arquitectura ladrillera de alta calidad de manufactura. En este edificio principal vivió Thays con su familia desde 1892 a 1898.
Por sus condiciones especiales de temperatura y humedad alberga colecciones de especies sub tropicales del mundo, con especial énfasis en la familia de las bromeliaceae, endémicas de América; el grupo de los helechos (con sus diversas familias) y algunas especies monocotiledóneas. Tiene un sector central paisajístico, bajo la cúpula, y dos alas rectangulares separadas en sectores. Son características sus decoraciones de rocalla en el interior, que han sido recuperadas y plantadas con helechos y especies rastreras o colgantes en el año 2012.
También se hallan dos estilos de jardines. El primero es el Jardín Romano, que es un espacio inspirado en los jardines romanos de comienzos de la Era Cristiana y en los textos de Plinio. Creado por Carlos Thays, su objetivo fue ilustrar los estilos de jardines más difundidos en la historia del paisaje. Son característicos la simetría del diseño, la utilización del mármol y estatuas, las plantas típicas de los jardines mediterráneos (boj, ciprés, laurel, rosales, acantos), así como el arte de la topiaria (poda artificial y decorativa), característica de aquella época.
El segundo es el Jardín Francés. Este fue inspirado en los jardines franceses del siglo XVIII, intenta representar un espacio del jardín de Versailles (París), cuyo autor fue Le Notre. Se destacan la fuente central, el trazado simétrico con motivos florales, cerradas por parterres de boj característicos. Incluye la estatuaria, representado por esculturas grecorromanas, en este caso reproducciones de Venus, diosa mitológica de la hermosura, amor y fertilidad y Mercurio, Dios del comercio.
El Jardín Botánico cuenta, además, con 27 obras de arte entre esculturas, bustos y monumentos. Son de destacar: Los primeros Fríos, del catalán Miguel Blay y Fábregas; Sagunto, de Querol y Subirats; Figura de mujer, Saturnalia, en bronce patinado, por Ernesto Biondi, una réplica de la célebre Luperca (o Loba Capitolina), una réplica de la Diana de Versalles -el original corresponde al artista griego antiguo Leocares-, una bella escultura en mármol de una muchacha desnuda llamada Ondina del Plata obra de Lucio Correa Morales que se encuentra en medio de un estanque (o pequeña fuente-laguna) llamado La Primavera en el acceso norte del Jardín Botánico porteño; y El mensaje de Mercurio obra neoclásica debida a Ricardo Celma y Eduardo Lloreda que substituye a una destruida representación escultórica de tal deidad. También se destacan una escultura que representa a la diosa Venus -réplica de la Afrodita de Cnido- ; así como también una pequeña escultura en bronce patinado que representa a Flora.
Un conjunto que forma un círculo de esculturas en mármol blanco representa a los movimientos 2°, 4° y 5° de la célebre sinfonía Pastoral de Ludwig van Beethoven, estas esculturas debidas a Leone Tommasi se llaman, respectivamente, como los nombres de los citados movimientos de dicha sinfonía: Escena por la orilla del río, La tempestad y Canción de los pastores, tal conjunto se completa con una escultura llamada El despertar de la naturaleza, obra de Juan de Pari.
En el Jardín se halla, además, un monumento donado para el Centenario de Argentina (1910) por el Imperio Austrohúngaro consistente en una especie de obelisco rematado por una esfera armilar.
En la gestión siguiente a la de Thays, la de Benito Carrasco (entre 1914 y 1916), se incorporó la Escuela de Jardineros, Las bibliotecas especializadas en temas botánicos y el gabinete de Fotografía.
En 1937 se le dio el nombre de su fundador, "Carlos Thays". Y en abril de 1996 se lo declaró Monumento Histórico Nacional por decreto n° 366 del Poder Ejecutivo Nacional.
El 30 de noviembre de 2009 pasó a denominarse "Dirección Operativa Jardín Botánico Carlos Thays" (Decreto 1079/09 del B.O. 3303).
El criterio de Thays siempre había apuntado hacia lo instructivo, de manera que concibió el Jardín Botánico con seis sectores fitogeográficos: cinco contienen especies de cada continente y uno dedicado sólo a lo autóctono de la Argentina. En cada sector los especímenes vegetales se ordenan sistemáticamente, según la clasificación taxonómica.
Dentro del perímetro del Jardín se encuentra la Escuela Municipal de Jardinería Cristóbal María Hicken, dependiente del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Desde su inicio, el Jardín Botánico tiene como misión, promover el conocimiento y apreciación del mundo vegetal, su importancia y valor, contribuyendo así a la conservación de la biodiversidad y su uso sustentable.
Bajo esta misión, es preciso destacar que fue en el ámbito del Jardín Botánico y gracias a Carlos Thays que se pudo redescubrir el sistema de germinación industrial de la yerba mate, que desde la expulsión de los jesuitas se había perdido. Thays investigó los métodos de germinación de las semillas. Esto ya había sido enunciado por el naturalista Aimé Bonpland, quien había vivido en las misiones jesuíticas, pero sus estudios se habían perdido. En 1895 recibió las primeras semillas de yerba mate y gajos de plantas. Los gajos no prosperaban pero logró hacer germinar las semillas al someterlas a una prolongada inmersión en agua a elevada temperatura. Debido al éxito obtenido, la Dirección de Agricultura y Ganadería de la Nación Argentina confirmó la eficacia del sistema Thays y lo divulgó en la región Noroeste del país. Generando de este forma un paso fundamental para la producción industrial de yerba mate en nuestro país.
Sin duda, para los habitantes y visitantes de esta ciudad, el Jardín Botánico Carlos Thays es un paseo que no puede faltar. Lugar que nos llena de historia, belleza y naturaleza en medio de esta gran urbe porteña.